Marco Mojica












BLING BLING. 2012-2013
Es bien sabido que los museos son los templos donde se depositan los bienes culturales de la humanidad. Nombres como PRADO, MOMA, LOUVRE etc., se convierten en sinónimo de lo que solemos considerar “Culto”. La gente con “buen gusto” visita museos, y los museos a su vez ofrecen un variado número de “suvenires” en sus tiendas al final del recorrido. Carteras, portavasos, botones, maletines, libretas, libros, modelos para armar etc. son solo algunos de las cosas que puede comprar como evidencia de que usted estuvo allí.
Las manoplas o también conocidas como “puño americano” son asociadas al contexto de las peleas callejeras o al mundo del hampa, su condición de arma blanca le ha valido su prohibición en algunos países .Sin embargo su imagen(o su forma) es cada vez más popular, es común verlas como dijes, hebillas de cinturones, anillos etc. Muy común entre los accesorios de cantantes de “Hip Hop” o su equivalente latino, el famoso “Reggaetón”. Y al mencionar estos géneros tan populares es inevitable pensar en su estética, el Bling Bling.
El “Bling Bling” esa onomatopeya que le dio el nombre a toda una visual del exceso, para muchos de muy, muy mal gusto, para otros muy popular, o para algunos popular o de mal gusto, es lo mismo.
Encuentros y asociaciones en la ficción del dibujo o la pintura. Una manopla con el logo emblemático de un museo, en letras al estilo bling bling, es en resumidas cuentas un encuentro de lo popular, con lo culto, del “buen gusto” con el “mal gusto” dando como resultado la imagen de un objeto extraño por sus orígenes, cargado de humor, sobre todo si llegase a tener un uso práctico en la vida real.